Les nostres recomanacions i propostes
Ressenya
Begoña Méndez
Ciento veinticuatro huecos
«Se habla mucho del amor como un asunto moral y no como una pregunta que opera en la carne (…) ¿Quién está tocando a quién en este momento?»
Per Sara Forja
1.7.2024
Tocar es ser tocado, en el amor hay cierta fe perceptiva que posibilita tanto la alteridad como la consciencia de un nuevo paisaje desbloqueado. En sus ciento veinticuatro huecos, nos encontramos una necesidad: plantear el interrogante que deja tras de sí la belleza del marido, el éxtasis de la perdida, pero también, la energía que desprende la consciencia de esa herida. La esposa que habla tras las páginas reflexiona con el privilegio de meditar sin ser vista, el lector se convierte en un ávido voyeur que se nutre de esta paradoja. En la intimidad de una cocina, la esposa parece resistir la belleza que exige el discurso. Pero como lectoras de Carson, sabemos en lo que consiste doblar la página: tocar es ser tocado, pero en esta privilegiada posición donde el amante es incapaz de vernos, aflora el discurso. Así, el marido se convierte en estancia reflexiva, en figura retórica permite la comprensión del hecho amoroso: si el amor es hueco en tanto pregunta, lo que queda tras de sí es el temblor como seísmo que edifica nuestras vidas. Ahí, la escritura expía la culpa y permite la sedimentación de un nuevo horizonte.
Como los buenos perfumes, el trabajo de Begoña Méndez queda condensado en un pequeño espacio. Nos encontramos con un ejercicio de autoficción a la altura del fenómeno que explora, donde el lector será transformado a través de la escritura de la esposa. Solo le quedará asumir la función de la pregunta. Y aguantar, aguantar la belleza.