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La Historia cuenta con un estigma que, durante muchos años, se ha encargado de alimentar: es aburrida. La sucesión de nombres, fechas y eventos ha sido el método de estudio más habitual hasta hace poco. En la década de 1970, partiendo del avance realizado previamente por la Escuela de los Annales, Jacques Le Goff y Pierre Nora fundaron la corriente conocida como Nueva Historia, una forma de practicar la disciplina centrada en la historia social y la historia de las mentalidades. La mayoría de los historiadores contemporáneos, Bernd Brunner incluido, son deudores de dicha revolución historiográfica.
 
En consecuencia, la Historia ha pasado a ser mucho más interesante; algo que, con un mínimo de inteligencia narrativa, puede ser divertida, incluso. Es el caso de Brunner, quien aúna profundidad en su conocimiento y capacidad de expresión. El tema elegido es de lo más sugerente; tumbarse es hoy un acto de rebelión, contrario al sistema, que nos quiere activos constantemente. El mismo sistema que busca infiltrarse en lo más sagrado de nuestra cotidianidad. Acostados dormimos, soñamos, descansamos, practicamos sexo, nos divertimos. Te invito a que cojas este libro, te acerques a una tumbona o una hamaca, y practiques la revolución más cómoda que se haya conocido.