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La búsqueda de un padre desaparecido en el régimen de Gadafi centró buena parte de la obra literaria de Hisham Matar. En Los amigos de mi vida, el centro se traslada a la figura del exiliado y en los nuevos lazos afectivos que surgen cuando la vida transcurre lejos de los seres queridos.

Corren los años ochenta y Libia está bajo la dictadura de Gadafi, el joven Khaled va a Edimburgo por estudios y allí conoce al que será su mejor amigo, Mustafá, ambos admiradores de un escritor libio, Husam Zowa, declarado enemigo del pueblo, que años más tarde se unirá a esta amistad. Los dos ignoran que lo que iba a ser una temporada de estudios se convertirá en un largo exilio cuando participan en una manifestación en Londres contra el régimen totalitario de su país natal y que los destina a un exilio absoluto. Al enfrentarse a la muerte, el mundo de Khaled se ha convertido en otro, oculta los hechos a sus padres y vive con pena las mentiras que debe inventar para que no sufran por su ausencia. Pasarán años hasta que puedan verse de nuevo y esos años tendrá que vivirlos con sus nuevos amigos y en compañía del fantasma que todo exiliado lleva en su interior y que mantiene la conexión con su tierra de origen.

Es posible vivir sin familia, poco a poco el tiempo construye un muro alrededor, las amistades y las lecturas se convierten en espacios de libertad que llenan las carencias afectivas y permiten perderse en vidas imaginarias vagabundeando por ciudades extrañas.