Les nostres recomanacions i propostes

En La idea natural, María Negroni escribe breves semblanzas de naturalistas, viajeros y literatos. Esta forma de ordenar su escritura, que también utiliza en Pequeño mundo ilustrado, es la de una coleccionista. Humboldt, Dickinson o Thoreau son encerados y expuestos, como si fueran pequeños juguetes o autómatas, en las vitrinas de la escritora argentina. Dijo Victoria Cirlot acerca de su escritura: «el caos de la historia […] tiene que ser de algún modo reparado con un orden que ofrezca protección, tranquilidad, como el orden del alfabeto, por ejemplo».

Inventariar. Lo que hace Negroni no parece un ejercicio creativo, y sin embargo lo es. Sus coleccionables son abstractos y están incompletos. No obstante, juntos, forman un todo que se resume en ella. El vacío provocado por la falta de amor materno tuvo que ser preñado mediante la creación de un hogar propio, un espacio en el que la atención al detalle distrajera de lo cotidiano. «El margen puede ser un alfabeto de ideas», escribe en un pasaje de su libro. Negroni no tiene sitio en un mundo en el que el objeto ha adquirido categoría sagrada, pero en el que el fetiche, sinónimo de visión profunda e introspección, ha sido profanado.