Les nostres recomanacions i propostes

Fulgencio Pimentel nos acerca desde Francia a uno de los cabecillas del comic independiente y de la autoedición del lugar: Sébastien Lumineau. Sin ornamentos, de forma directa y sencilla –como su trazo–, El perro de la vecina nos cuenta la historia del animal al que hace referencia el título de la obra, un ser maligno que maltrata a los niños del vecindario, pero que con su preciosa dueña es adorable.

El libro se compone de minihistorietas que acaban configurando un todo que se va revelando a medida que avanzamos con la narración. Poco a iremos descubriendo que hay dos fuerzas que sostienen la obra: el parecer y el ser. Como un juego de sombras chinas, donde creemos que vemos un pájaro, pero en realidad solo son dos manos unidas de una forma concreta, el perro parece bueno, pero es malvado; parece que al vecino le enfada que el animal le haga maldades a su niñito, parece que el vecino va a ir a quejarse a la vecina, parece que está muy enfadado, parece que a su mujer le gusta que su hombre se posicione con tanta determinación en el intrincado conflicto, parece que al final va a llamar el timbre, parece que casi le canta las cuarenta, pero al final nada de esto es.

Un retrato lleno de elipsis que nos hace entender a la perfección lo que pasa en los lugares suburbanos, el aburrimiento al que puede llevar la vida familiar y las trampitas a las que se puede recurrir para romper con la monotonía. Una dosis de cinismo e ironía necesaria para soportar toda la edulcoración de este nuestro mundo. Así que, sin más dilación, leed El perro de la vecina y dejaos maravillar.