Cuaderno C. Francisco de Goya

El Cuaderno C (1814-1823) resume ejemplarmente la ambivalencia de la obra de Goya. Junto a dibujos indudablemente basados en personajes o sucesos vistos en las desoladas calles y campos de España, Goya ofrece “visiones” producto de su imaginación, pero de innegable valor alegórico, sobre la situación de sus habitantes. En las páginas de este cuaderno es difícil a veces definir el límite entre lo real y lo imaginario. Las primeras páginas están pobladas por personajes marginales, como si fueran un testimonio de la España real. A continuación, seres salidos de las visiones del artista, de sus pesadillas. Sigue un amplio y extraordinario conjunto de dibujos que muestran escenas de cárceles y condenados cruelmente por la Inquisición, institución que se suprime durante el Trienio Liberal (1820-1823), en lo que constituye la más elocuente crítica al sufrimiento que causa la injusticia. Les sigue una serie de dibujos que muestran las consecuencias de los procesos desamortizadores sobre la Iglesia llevados a cabo durante ese mismo periodo en el que se reinstaura la Constitución de 1812, que provocaron el cierre de numerosos conventos y monasterios, de modo que frailes y monjas tuvieron que despojarse de sus hábitos y tomar una nueva vida fuera de la seguridad de los muros. Junto a estos, varios dibujos están protagonizados por la libertad, la razón y la justicia, y podemos relacionarlos con las esperanzas puestas por Goya en la política reformista liberal del Trienio Constitucional. El Cuaderno originalmente estaba compuesto por al menos 133 hojas, pues el último dibujo conocido numerado tiene esa cifra. El Museo del Prado conserva desde 1872 ciento veinte dibujos del Cuaderno, que llegaron en un álbum procedentes del Museo de la Trinidad. Faltan por tanto en el Prado al menos trece dibujos, que debieron separarse hacia 1860: se conocen solamente cinco, repartidos entre la Hispanic Society of America (hojas 71 y 128), el British Museum (hoja 88), The Paul Getty Museum (hoja 78) y una colección particular (hoja 11); mientras que ocho son desconocidos hoy en día (hojas 14, 15, 29, 56, 66, 72, 110 y 132). En esta edición facsimilar se reproducen la totalidad de los dibujos conocidos, así como el dorso de las hojas, en los que se puede apreciar la transparencia de los dibujos y recrear su continuidad formal y temática, reforzada por las inscripciones que el propio Goya puso al pie de las imágenes y que conforman un conjunto inseparable que ha de ser leído y visualizado como un libro. Cierra el libro un texto en cinco idiomas de José Manuel Matilla, Jefe de conservación de Dibujos y Estampas del Museo Nacional del Prado, que analiza formal y técnicamente el Cuaderno, y nos ofrece las claves del contexto histórico y personal en el que este fue realizado.