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En inglés existe una expresión que se conoce como window-shopping, que en América Latina se ha traducido como vitrinear, consiste en pasar el tiempo observando escaparates y mirando en tiendas, dejándose seducir por el capitalismo, pero sin intención alguna de comprar. Es un acto de resistencia que invita al no-comprador a contenerse ante expectativas inalcanzables y a la vez un término que encarna la tristeza en si mismo. La autora de esta novela, Sheena Patel, retrata con gran maestría un window-shopping vital, cuando lo que te gusta es demasiado caro y sabes que ni si quiera es para ti.
 
La protagonista este libro tiene treinta años, hija de inmigrantes en Londres, vive de alquiler con su pareja y encadena trabajos precarios en el mundo del arte. Se enamora «del hombre con el que quiere estar» un artista de éxito mayor que ella, casado, con el que comienza una relación sexoafectiva o algo que se le parece. Sufre buscando una vacante en la vida de ese hombre, pero rápidamente descubre que no es la única que participa en el casting, ella es una más de sus relaciones extramatrimoniales. Así conoce a «la mujer con la que está obsesionada», en realidad no la conoce, stalkea su Instagram y a través de ella accede virtualmente a un mundo nuevo: su comida es pura, tiene entidad individual, cada objeto de su casa representa patrimonio y capital social, es inaccesible a los demás, sus sillas tienen nombre propio, su educación es excelente y parece que nadie es hostil con ella, a nadie le sangran los ojos ante tanta belleza y privilegio, habita un ecosistema de palmaditas en la espalda, de autocomplacencia a través de artículos exclusivos, mientras a nuestra protagonista le castañean los dientes del estómago.
 
Sheena Patel retrata la persecución obsesiva de una mujer que roza con los dedos un mundo blanco de privilegios al que no tiene acceso, del que no conoce los códigos, una persona dispuesta a camuflarse, intoxicada por la promesa de un ascenso social, de un poco de amor y también de lujo. Como Jérôme y Sylvie, en Las Cosas de Perec, que soñaron vivir rodeados de objetos exquisitos, que buscaron la belleza en sus vidas, Sheena Patel nos da la clave: vivimos más anhelantes que nunca, las redes sociales nos han dado mirillas a través de las que podemos observar la vida de los demás, envidar, sospechar, pero también declamar las trampas de la sociedad. En los grandes almacenes de las carencias, a lo mejor los escaparates no están para que los miremos, quizá ha llegado el momento de romperlos.