Les nostres recomanacions i propostes

Cuando el lector se enfrenta a Bacon sin Bacon de Fernando Beltrán no está seguro de si se encuentra ante una biografía del artista, una novela sobre Bacon o un ensayo en torno a su obra. Resulta que, sin ir más lejos, podríamos entender esta obra como la simbiosis perfecta entre ficción y biografía. El autor se lanza desde una primera persona desgarradora con la que interactúa con el lector de una forma directa, generando un espacio de reflexión en torno al yo, el arte, la fama o los vicios que discurren por las noches de ciudades como Madrid o Londres que Bacon transitaba.
Igual que Derek Jacobi en el biopic El amor es el demonio, de John Maybury, el Bacon narrador discurre por un pensamiento existencialista del que extrae el poco autoconocimiento que tenemos de nosotros mismos y lo importante que es para comprender cómo interactuamos con nuestro entorno y qué percepción tienen los demás de nosotros. Una posición que ayuda no solo a conocer al artista como creador, sino también su fama y su posición como persona de prestigio en la sociedad del momento, así como nuestra opinión crítica como lector y conocedor de sus obras. Una serie de reflexiones que se ven complementadas con la visión de otros artistas como Giacometti, en cuya obra parece desaparecer la carne de las figuras, frente a la de Bacon, en la que lo que desaparece son los huesos. Tal y como escribe el autor: ambos asediando desde la misma incertidumbre una sola certidumbre común, la pieza de arte.
Fernando Beltrán recurre a una escritura dinámica y poética en la que se entremezcla lo cotidiano con ese halo frívolo que circunda el mercado del arte internacional. Un juego que convierte a Bacon sin Bacon en una obra de disfrute para todos, donde la ficción arroja aquellos datos biográficos necesarios para no generar una visión distorsionada del artista e invita a seguir conociéndolo.