Les nostres recomanacions i propostes

El museo es pensado como el lugar por excelencia donde se guarda parte del patrimonio de la humanidad, además de ser un espacio de serenidad y neutralidad. Allí se mantiene la Historia. Se preserva el relato. Sin embargo, a la vez que exhibe su esplendor, este también oculta sus aspectos conflictivos.

Así empieza el nuevo ensayo de Françoise Vergès en el que el espacio museístico se vuelve campo de batalla. Cuestionando directamente al museo occidental, la pensadora i activista toma las palabras de Frantz Fanon y reclama la necesidad de un programa de desorden absoluto. Porque, si bien el actual orden mundial jerarquiza lo que debe ser preservado y expuesto, se requiere un proceso de descolonización para modificar lo que entra dentro del marco. ¿Qué relación hay entre la representación de un salón de té y el pasado colonial? ¿De dónde proviene la corpulencia de los grandes museos europeos? ¿Qué oculta la financiación privada de ciertos programas culturales?

Estas y otras preguntas conducirán a una sentencia firme: no basta con colgar más diversidad de las paredes. La cuestión está en imaginar un posmuseo, fuera del canon occidental, porque a lo mejor no existe esa supuesta neutralidad ni en una naturaleza muerta.