Les nostres recomanacions i propostes
Ressenya
Llàtzer Moix
Queríamos un Calatrava
Per Núria Solsona
29.1.2017
Leí estas palabras de Rem Koolhaas en el 2002, cuando la humanidad se deslumbraba a los pies del arquitecto, ingeniero y creador valenciano; eran los años de la burbuja inmobiliaria, de los ayuntamientos regidos por magnates que derrochaban dinero público, de los concursos amañados de arquitectura para ganar favores o votos y de las autoridades mediocres queriendo salir en la foto. Llàtzer Moix ya nos describió, en Arquitectura milagrosa (2010), el desarrollo febril de la arquitectura icónica en nuestro país después de la construcción del Guggenheim de Bilbao. En el presente ensayo nos propone averiguar las causas del auge y deterioro de la imagen del arquitecto Santiago Calatrava. Con ayuda de la información aportada por algunos de sus colaboradores y clientes, y numerosas visitas a sus obras, Moix nos revela por qué uno de los arquitectos españoles con más proyección internacional, con estudios en una de las mejores escuelas de arquitectura y con casi 30 obras construidas, ha pasado a ser uno de los arquitectos más deseados por autoridades y promotores mundiales, a ser el más criticado y odiado a causa de los numerosos fallos técnicos y los sobrecostes de sus últimas construcciones.
Calatrava representa la bomba de relojería formada por dos factores que configuraron el auge y la caída de su imagen pública: pertenecer y saber utilizar las herramientas políticas de una época en la que, en pocas palabras, se abusó del poder para sumarse a un establishment de fachada, y poseer el carácter ambicioso de un hombre que empezó de cero y supo ver quién llevaría el cotarro en unos años. El derrumbe económico y el posterior cambio de paradigma en las tendencias políticas que le catapultaron, invirtieron luego su signo.