Les nostres recomanacions i propostes

Este es un libro que huye de la categorización, de la identidad como algo fijo. Este libro no es A, B o C, sino las diferentes líneas que recorren una multiplicidad de puntos. Y dentro del recorrido, encontramos mundos propios que, quienes somos lectores de la obra de Preciado, sabemos reconocer. Atraviesa la línea del ensayo, analítico y sesudo al estilo de obras como Pornotopía o Testo Yonqui, al indagar sobre la biopolítica y ontología del virus, desde su descubrimiento hasta el SIDA, desde el SIDA hasta el Covid, desde el Covid hasta la escritura, desde la escritura hasta la vivencia íntima de la cotidianidad del autor pasando por la enfermedad, al estilo de los artículos de Un apartamento en Urano. Dysphoria mundi es una plegaria por todxs nosotrxs, es escritura automática y creación irónica, con resonancias que ya encontrábamos en Manifiesto Contrasexual.
Esta obra es, utilizando un concepto del propio autor, una somateca de conceptos. Conceptos encarnados, sensibilidad dilatada que analiza el alcance de distintos acontecimientos contemporáneos – la guerra situada, la crisis ecológica, la construcción de la enfermedad, las luchas raciales y transfeministas contemporáneas, así como el auge del tecnoneofascismo y la violencia perpetúa hacia el colectivo trans-. Este es un libro trans-mutante: el texto muta y se inocula, la palabra se vuelve virus e inmuniza al lector. Pero no con la intención de capturar y categorizar al cuerpo penetrado: este es un libro escrito para la generación que está, y que viene. Para quienes creemos en un futuro donde los conceptos sirvan para curarnos de toda forma de odio, de todo conocimiento vertical y enraizado en una única verdad. En este sentido, y atendiendo a la etimología del término, la dysphoria presenta una incapacidad de llevar y acarrear un peso. En un giro queer del concepto, la dysphoria ya no es patología, sino resistencia.
Todo texto es relación. Son muchas las líneas que atraviesan esta obra, encontramos el testimonio vivo de la catástrofe que ya es, pero también de las formas de lucha que pueden enfrentarla, que se niegan a soportar y acarrear el peso. Es un alegato de amor para quienes creen en la posibilidad de una biblioteca común, donde ningún sujeto sea sometido. Potentia gaudendi al servicio de la vida.