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Ressenya
VV.AA.
Hilma af Klint
Per Raquel Ungo
18.3.2024
El germen de estos primeros cuadros abstractos se halla en las sesiones de espiritismo que la artista celebraba semanalmente junto a otras amigas y en las que entraban en contacto con “guías espirituales” de otras dimensiones. Las Pinturas para el templo son fruto del encargo que recibe de uno de esos guías: que muestre, a través de sus dibujos, el mundo trascendente al que tiene acceso durante estas sesiones espirituales.
Pero la compleja obra de esta pintora no se explica solo a través del espiritismo, es una mezcla de creencias religiosas y tendencias intelectuales de la época, como el movimiento rosacruz, la teosofía de Helena Blavatsky y las enseñanzas de Rudolf Steiner. Todo ello bajo el telón de fondo de los avances científicos de finales del siglo XIX. El descubrimiento de las ondas de radio o los rayos X justificaban la existencia de un mundo invisible al ojo humano que validaban las afirmaciones de los teósofos sobre los aspectos velados e imperceptibles del universo. Es un momento en el que la ciencia y lo oculto no estaban estrictamente delimitados y se mezclaban con naturalidad.
El imaginario de Hilma af Klint, de formas geométricas y colores vivos, surge del afán por encontrar una expresión visual que represente esa realidad velada y etérea existente más allá de la experiencia cotidiana. El desafío de hacer visible lo invisible.