Cuentos rotos

Dios no existe: en un experimento, a unas ratas les aplicaban aleatoriamente fuertes descargas eléctricas que las aterrorizaban. Una de ellas poseía un mínimo control, con un interruptor, de aquella absurda y cruel tortura. Fue la que más tiempo sobrevivió. Esa es la razón por la que el hombre cree en Dios: maximiza sus posibilidades de supervivencia en las crisis, ergo sus posibilidades de reproducirse.
Un hombre con una gran polla puede ser un bruto inútil, un fracasado, un perdedor que signifique nada para la sociedad que lo rodea. A pesar de ello, cada vez que orina, este humano desdeñado pensará: "joder, qué polla tengo". No importa que haya cumplido treinta y dos años, que trabaje en el Ikea y viva con su madre. Uno orina de cinco a siete veces por día si no se emborracha. Por más golpes que reciba un hombre así, nunca será derrotado.