Un mundo incierto

Nuestro mundo atraviesa un período de transición cuyos alcances son completamente imprevisibles. Estados Unidos, contra todas las apariencias, ha perdido su condición de potencia hegemónica. Las relaciones internacionales vienen padeciendo hace tiempo -en especial luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001- el peligroso avance de los sectores más duros y militarizados. Asimismo, los grupos económicos más concentrados del planeta ven con disgusto la consolidación de movimientos sociales que luchan por revertir las injusticias del presente, y que recientemente han tomado expresión en Argentina, donde “los trabajadores están sin empleo y hambrientos, y la clase media está justificadamente aterrorizada al ver cómo se esfumaron sus ahorros”. Si la primera parte de este libro, “La actualidad vista desde la larga duración”, ofrece un diagnóstico punzante del tiempo que nos toca vivir, la segunda, “Los intelectuales en una era de transición”, concentra la atención en el rol decisivo que los científicos, académicos y pensadores en general deberán desempeñar. Hará falta mucha tolerancia y un mayor compromiso a la hora de pelear por un mundo más igualitario. Como bien señala Wallerstein, “el resultado de la lucha es muy incierto; pero en las eras de transición nadie puede darse el lujo de quedarse al margen”.