La destrucción creadora. Gustav Klimt, el friso Beethoven y la lu
La destrucción creadora. Gustav Klimt, el friso Beethoven y la lu
Al pintor Gustav Klimt le tocó estar en el centro mismo de esa mudanza de épocas, que se mantendría hasta la quiebra histórica de 1918, con la desaparición del imperio austro-húngaro. 1918 fue, precisamente, el año en que murió, pero unos años antes, entre 1894 y 1907 sobre todo, Klimt acometió su trabajo encarnando como pocos esa “destrucción creadora”, que popularizara el también vienés Joseph Schumpeter. Esa paradójica “creación por la destrucción” –una idea que provenía de Nietzsche y de Schopenhauer, dos pensadores muy estimados por Klimt- le llevó, en esas décadas, de ser el artista vienés más prometedor de finales del XIX y maestro de la pintura historicista, a abanderar “la obra de arte total”, que pregonaría la Secession , el movimiento renovador del que fue fundador; en un momento, además, en que el artista estaba llevando a cabo varios proyectos encargados por el propio Estado, como las monumentales pinturas para el techo del Aula Magna de la Universidad de Viena.
Esta brusca vuelta de tuerca a la que se sometió él mismo y a su obra y, por extensión, al arte del momento provocó polémicas, censuras y debates, a cuyos efectos no fue ajeno el propio artista: Klimt sufrió una profunda crisis personal que le llevaría, al final, a abandonar todo encargo público y a refugiarse en el ámbito de lo privado, convirtiéndose en un pintor de retratos y paisajes.
La exposición que inaugura la Fundación Juan March el 6 de octubre, y que podrá visitarse en su sede de Madrid hasta el 14 de enero de 2007, se centra precisamente en ese momento de efervescencia y de cambio, uno de cuyos máximos ejemplos es esa “obra de arte total” realizada por Klimt en 1902 para la XIV Exposición de la Secession : la pintura mural dedicada a Beethoven. Y es precisamente la copia del Friso de Beethoven del Belvedere, acompañada de algunos de los dibujos preparatorios más significativos para sus figuras –que hacen visible el surgimiento de esa obra maestra- la que constituye la clave del relato expositivo. A la copia del Friso la acompaña el busto de Beethoven por Max Klinger, una versión reducida de la estatua que, nacida también la mano del maestro, fuera el centro de la exposición de la Secession de 1902.
La exposición presenta también una selección de unos cincuenta dibujos y estudios preparatorios de los cuadros de las tres facultades: Medicina , Jurisprudencia y Filosofía. Estas monumentales pinturas de casi cuatro metros de altura y tres de ancho fueron destruidas durante la Segunda Guerra Mundial, y la exposición las presenta en reproducciones de época ampliadas al tamaño original. Documentos, cuadernos de dibujo de Klimt, litografías, relieves decorativos, ejemplares de la revista Ver Sacrum , originales para los carteles de diversas exposiciones de la Secession , bocetos preparatorios y una muestra de óleos de Klimt y de artistas contemporáneos y antecesores relacionados con el tema de la muestra, completan, entre otros objetos y documentos, la exposición.
Los fondos proceden de la Österreichische Galerie Belvedere, Albertina Museum y Wien Museum, así como de otros museos y galerías alemanes y norteamericanos y coleccionistas privados.