Inútilmente guapo

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Mi batalla contra el ictus
«Un libro desgarrado y bravo, escrito con la tenacidad de quien debe enfrentarse a un enorme minusvalía física temporal y con el humor de quien sabe que la risa forma parte de la naturaleza íntima de la valentía». Javier Reverte «Asistimos a un relato biográfico singular de un paciente también único, víctima de una enfermedad prevalente y con frecuencia grave, el ictus. Jorge Reverte, escritor incansable se ocupa en esta ocasión de un tema nuevo que solo él conoce y sufre, un maldito ictus que ha quebrado sus movimientos, ha reducido su potencia motora, su visión binocular y su fluidez verbal. En efecto, una obstrucción arterial ha dejado sin sangre una delicadísima zona del cerebro, pero ha respetado lo más noble del ser humano, la inteligencia, la conciencia de la situación, la capacidad de entender el entorno. En un alarde honestidad intelectual, el autor se mira al espejo y sabe que ese personaje que tiene delante es víctima de un ictus, que padece una experiencia que merece ser contada. En ese momento crítico, con una lucidez sorprendente empuña la pluma que ha dado sentido a su vida, y se dispone a contar todo lo que le evoca esta situación nueva. Por ejemplo, mira a los ojos a la muerte y la invita a una tertulia desdramatizada. Y la vence cuando demuestra que quiere vivir y que puede escribir en esa antesala póstuma su mejor biografía». Esteban García-Albea, escritor y neurólogo
«Un libro desgarrado y bravo, escrito con la tenacidad de quien debe enfrentarse a un enorme minusvalía física temporal y con el humor de quien sabe que la risa forma parte de la naturaleza íntima de la valentía». Javier Reverte «Asistimos a un relato biográfico singular de un paciente también único, víctima de una enfermedad prevalente y con frecuencia grave, el ictus. Jorge Reverte, escritor incansable se ocupa en esta ocasión de un tema nuevo que solo él conoce y sufre, un maldito ictus que ha quebrado sus movimientos, ha reducido su potencia motora, su visión binocular y su fluidez verbal. En efecto, una obstrucción arterial ha dejado sin sangre una delicadísima zona del cerebro, pero ha respetado lo más noble del ser humano, la inteligencia, la conciencia de la situación, la capacidad de entender el entorno. En un alarde honestidad intelectual, el autor se mira al espejo y sabe que ese personaje que tiene delante es víctima de un ictus, que padece una experiencia que merece ser contada. En ese momento crítico, con una lucidez sorprendente empuña la pluma que ha dado sentido a su vida, y se dispone a contar todo lo que le evoca esta situación nueva. Por ejemplo, mira a los ojos a la muerte y la invita a una tertulia desdramatizada. Y la vence cuando demuestra que quiere vivir y que puede escribir en esa antesala póstuma su mejor biografía». Esteban García-Albea, escritor y neurólogo