Morderse la lengua

Morderse la lengua
«Estamos ante una forma posmoderna de censura que, al menos inicialmente, no tiene su origen, como era habitual, en el Estado, el Partido o la Iglesia, sino que emana de una fuerza líquida o gaseosa, hasta cierto punto indefinida, relacionada con la sociedad civil. Pero no por ello menos eficaz, destructiva y temible.»
En nuestra globalizada «sociedad de la información» se ha instalado la desinformación de la mano de dos fenómenos sintomáticos de nuestro tiempo: la corrección política y la posverdad, manifestaciones contemporáneas de la estupidez y la quiebra de la racionalidad. Ambas impregnan y pervierten el discurso de políticos, medios de comunicación y redes sociales, y afectan las relaciones personales y profesionales e incluso la creación, la investigación y las expresiones artísticas.