Comer sin pedir permiso. Una reivindicación cultural y libre del buen comer.

Comer sin pedir permiso. Una reivindicación cultural y libre del buen comer.
En un mundo donde comer se ha convertido en un delicado equilibrio
entre placer y culpa, es hora de romper las cadenas que nos atan a la con
trición por disfrutar de un simple acto vital. En medio de una sociedad cada
vez más puritana y sentimental, la sensualidad se ve relegada, exigiéndonos permiso para saborear sin remordimientos.
Aquellos que reducen la comida a un mero trámite para recargar energías, se
equivocan rotundamente. Comer es un acto social de gran trascendencia,
con implicaciones culturales que se entrelazan con la vida, la muerte, el sexo,
la celebración, la gestión del entorno y la relación con nuestros hijos. Es un
placer que va más allá de la simple satisfacción física